¿Conoces la Plaza Mayor de Madrid? Visitarla es una experiencia inolvidable que no te debes perder. Entre calles estrechas, historia y una arquitectura espléndida sentirás que viajas en el tiempo, algo que solamente comprendes cuando por fin nos visitas.
Una plaza con cuatro siglos de historia
Los orígenes de tan icónico lugar se remontan al año 1463 cuando Enrique IV, hermano de Isabel la Católica, otorgó a la villa de Madrid el privilegio de celebrar una feria mensualmente. Dicho festejo acontecía en las inmediaciones de la ya ausente iglesia del Salvador.
Con posterioridad, las actividades fueron movidas hacia la Plaza del Arrabal que, de forma progresiva, se rodeó de viviendas de buena construcción. Estas proporcionaron a la zona un aire más noble y cívico. En ese sentido, el desarrollo de la plaza tomó tales proporciones que justo en 1549 se regularizó urbanística y comercialmente por disposiciones reales.
Pero lo mejor de todo llegaría cuando en 1561 Felipe II dispuso que Madrid sería la capital de su imperio. Ese giro trazaría el destino de la futura Plaza Mayor la que dejó de ser un espacio marginal y aislado para convertirse en un centro floreciente. No obstante, no fue hasta 1581 que el monarca decide otorgar al emplazamiento, la solemnidad requerida para los fines culturales, políticos y de comercio propios de la época.
El diseño arquitectónico
El boceto inicial estuvo a cargo del arquitecto Juan de Herrera y ya en 1591 la villa recibió el apelativo de Plaza Mayor. Por aquel entonces era un espacio con pórticos de madera que a inicios del siglo XVI ofrecía un aspecto ruinoso y un tanto desordenado. Felipe III ordena reestructurarla porque allí había sido proclamado rey. Un poco después en 1608 Francisco de Mora recibe la responsabilidad de “cuadrar la plaza”.
La obra no se produjo hasta 1617, cuando Juan Gómez de Mora, un sobrino del encargado, inició la que conocemos hoy como Plaza Mayor de Madrid. El diseño estableció que estuviera enmarcada dentro de un rectángulo de 152 metros de largo por 94 de ancho. Estas medidas no fueron elegidas al azar, sino que aplicaron la sección áurea a las proporciones del espacio.
¿Sabías que la Plaza Mayor fue construida sobre un estanque? Bueno, lo cierto es que para edificarla primero se creó una plataforma artificial sobre la laguna de Luján. Gómez de Mora dio solución al desnivel entre la Plaza y la Cava de San Miguel con una serie de residencias que hacían las veces de muro-talud. El declive se ocultó a través de una escalinata que enlazaba la Cava con la Plaza a través de una curvatura que se convirtió en referente de Madrid, el famoso Arco de Cuchilleros.
Escenario y testigo de grandes acontecimientos
Los comercios en la Plaza Mayor se disponían en los porches a modo de lonjas y su repartición conformaba los deseos de los diferentes gremios. En el primer piso de la Casa de la Panadería se erigió el salón real con vistas a la Plaza. Desde allí la monarquía contemplaba los eventos como espectadores privilegiados.
El espacio público con sus 400 años de historia ha servido de escenario para todo tipo de celebraciones desde que se inaugurara el 15 de mayo de 1620 con los actos de beatificación de San Isidro. Después fue testigo de representaciones de teatro, autos de fe, bodas reales, coronaciones, danzas, corridas de toros…en fin, de la vida madrileña.
La Plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en los años 1631, 1672 y 1790. El último de ellos fue catastrófico y arrasó con la totalidad del emplazamiento. Corresponde a Juan de Villanueva el mérito de su restauración para la cual respetó bastante los planos de Gómez de Mora. La novedad más notable constituye el cierre completo del lugar con varios arcos de acceso.
¿Qué ver en la Plaza Mayor de Madrid?
Esta plaza porticada resulta el corazón del Madrid de los Austrias, el casco viejo de la urbe y un punto de partida excelente para conocer España. Te encantará deambular entre pequeñas calles y pasadizos que trasladan en el tiempo con enorme facilidad. Además por supuesto de la gran variedad gastronómica que ofrecemos. Hoteles, restaurantes, bares, terrazas, tabernas, panaderías, heladerías, mercados enteros como el de San Miguel. Empecemos el recorrido.
Casa de la Panadería
La Casa de la Panadería fue construida por Diego Sillero allá por el año 1590. Del primer edificio se atesora el sótano y la planta baja. No obstante, es el modelo que reproducen el resto de los inmuebles de la plaza. Tuvo numerosas funciones destacándose como Tahona Principal de la Villa, donde fijaban el precio del pan para que los más pobres pudieran obtenerlo. Además, fungió como aposentos para los soberanos, así como sitio para las academias de Historia y Bellas Artes de San Fernando.
Hoy constituye la sede del Centro de Turismo de Madrid. La decoración que podrás contemplar en su fachada no ha sido la misma a lo largo de los años. Ello debido a las múltiples reformas y rehabilitaciones de la que ha sido testigo. Las pinturas murales que cubren la casa son obra de Carlos Franco, y recrean figuras mitológicas relacionadas con la historia de la ciudad.
El Arco de Cuchilleros
Como te había comentado con anterioridad, los incendios cambiaron la arquitectura de la plaza en varias ocasiones. En 1790 Juan de Villanueva redujo en dos alturas las fachadas, cerró la villa en sus esquinas y elevó nueve arcos de acceso. Dada su monumentalidad, el más conocido de todos es el de Cuchilleros, cuya escalinata oculta un desnivel.
Por otra parte, los hermosos edificios de esta calle despiertan curiosidad por la altitud e inclinación de sus fachadas, a modo de contrafuertes. Este lugar debe su nombre a los antiguos talleres de cuchilleros que proveían de instrumental a los carniceros de la Plaza Mayor. Estos últimos vendían sus productos en la Casa de la Carnicería.
La estatua de Felipe III
Si visitas la Plaza Mayor también tendrás el gusto de contemplar la escultura ecuestre del monarca. Constituye una de las obras de arte más valiosas que se ubicada en las calles de Madrid. Es producto del ingenio creativo de Giambologna aunque fue terminada por Pietro Tacca en 1616. Durante siglos custodió el acceso a la Casa de Campo de la reina Isabel II. En 1848 la soberana decidió prestarla a la ciudad y se instaló en el sitio que ocupa hoy.